Fiebre de Origen Desconocido en el Adulto Mayor. Tipos y medidas generales de control.
En el adulto, la temperatura corporal fluctúa normalmente entre 35.6°C y 37.7°C; las oscilaciones se atribuyen al ritmo circadiano, que se caracteriza por picos matutinos y vespertinos y se mantiene incluso en algunos estados febriles caracterizados por la liberación constante de pirógenos. Los mecanismos termorreguladores tienden a ser menos eficaces con el paso del tiempo.
En comparación con la población de menores de 60 años, los adultos mayores son más susceptibles a las infecciones y la morbimortalidad por fiebre, lo cual puede atribuirse tanto a una disminución de las reservas fisiológicas como a la presencia de comorbilidades, deterioro de la reacción inmunológica, necesidad frecuente de hospitalización y, en consecuencia, incremento del riesgo de infecciones nosocomiales. Al igual que los jóvenes, los adultos mayores experimentan una amplia variación de la temperatura corporal en el transcurso del día. Las cifras menores se presentan entre las 4 y 6 AM y las más altas entre las 4 y 6 PM, aunque esto puede verse afectado por viajes, en particular a través de husos horarios, patrones de sueño o enfermedades concomitantes.
Aunque las cifras máximas y mínimas de la temperatura corporal entre jóvenes y adultos mayores son similares, la amplitud de las fluctuaciones a lo largo del día es menor en el anciano que en grupos de menor edad. La temperatura rectal medida por la mañana es casi siempre de 37.3°C, mientras que la medición bucal es de 36.7°C.
La fiebre es la manifestación cardinal de muchas enfermedades, entre las que destacan los procesos infecciosos, dado que es un importante factor de defensa que incrementa la reacción inmunológica del organismo afectado. No obstante, es posible que el anciano no presente elevación de la temperatura ni siquiera en enfermedades graves, lo cual retrasa el diagnóstico y agrava la enfermedad; la falta de una reacción inflamatoria adecuada incide de manera negativa en el pronóstico e incrementa la incidencia de complicaciones, incluida la muerte. Lo anterior obliga al personal de salud que atiende a personas envejecidas a desarrollar otros medios de diagnóstico de enfermedades infecciosas o de otra naturaleza.
Por lo tanto, la fiebre en adultos mayores no es una enfermedad, sino una acción de defensa del cuerpo ante una afección que puede presentar el paciente. En la tercera edad este padecimiento puede ser un problema leve o grave, por lo que se deben tomar acciones inmediatas para bajar la temperatura.
En la Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, nos preocupamos por el estado febril en los adultos mayores y te damos unos sencillos consejos para identificar el tipo de fiebre y tratarla mientras es atendido por su médico:
Tipos de fiebre en adultos mayores
La causa de la fiebre va a determinar su duración e intensidad. Por ello, es importante identificar qué la está generando para actuar inmediatamente. Algunos tipos de fiebre en adultos mayores son:
- Baja pero prolongada: Si la temperatura se encuentra entre los 37ºC y los 38ºC se define como febrícula. Cuando ocurre este pequeño aumento de la temperatura generalmente no es un signo alarmante, por lo que puede contrarrestarse con la ingesta de líquidos y con el uso de ropa ligera. Comúnmente la febrícula está asociada a molestias en la garganta o las vías respiratorias y perdura durante varias semanas. Si no hay otros síntomas vinculados a estas enfermedades es necesario acudir al médico para encontrar el origen de la fiebre. Otras causas que pueden provocar este nivel de fiebre en adultos mayores son:
- Problemas en el sistema inmunitario.
- Enfermedades del metabolismo.
- Medicamentos que aumentan la temperatura corporal.
- Inflamación o infección interna.
2) Alta de origen desconocido: Cuando la temperatura es superior a los 38ºC pasa a llamarse fiebre. En este caso puede ser ocasionada por un problema de salud que debe ser atendido por personal médico, especialmente si está acompañado de otros síntomas como:
- Dificultad respiratoria.
- Cansancio o fatiga.
- Dolor intenso en abdomen, pecho, espalda o cabeza.
- Dolor al orinar u orina oscura.
- Vómitos.
- Erupciones en la piel.
- Dificultad o dolor al tragar.
Tratamiento de la fiebre
Para aliviar y reducir las molestias que ocasiona la fiebre en los adultos mayores se pueden tomas acciones como:
- Aumentar la ingesta de líquidos.
- Utilizar ropa ligera.
- Toma medicamentos como paracetamol o ibuprofeno, siempre prescritos por el médico.
- Regula la temperatura ambiente.
- Poner paños frescos en frente, axilas y abdomen.
- Mucho descanso.