Relación entre Neumonía y Demencia en Adultos Mayores.
Los adultos mayores pueden padecer demencia, o experimentar un cambio agudo en su estado mental como síntoma de la vejez o una enfermedad como el Alzheimer, pero ¿qué sucede si la confusión, desorientación o un grado de demencia es un síntoma de alguna otra cosa que podría ocurrir a un ser querido o un cuidador?
Con mucha frecuencia, los adultos mayores en sus setentas, ochentas o más, visitan a sus médicos y descubren que recientes episodios de desorientación realmente fueron causados por una infección base que con mucha frecuencia es la neumonía.
El vínculo entre las infecciones y las funciones cerebrales.
La exposición a infecciones comunes se ha asociado a la función cerebral y de la memoria, aunque las infecciones no causen malestar y sean de otra forma asintomáticas, estudios más tempranos ya han vinculado ciertas infecciones, incluyendo aquellas que pueden resultar en inflamación de los pulmones y neumonía- a un deterioro del rendimiento cognitivo. Ese deterioro de las funciones puede afectar la memoria, la habilidad para planear y razonar, la velocidad del proceso mental y el pensamiento abstracto.
En la Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, sabemos la importancia de reconocer los síntomas de un cambio agudo en el estado mental para acudir con su médico al primer síntoma:
Los síntomas del cuadro confusional pueden variar mucho, pero al menos dos de las siguientes funciones deben mostrar suficiente deterioro como para considerarse de emergencia:
- Memoria.
- Comunicación y lenguaje.
- Habilidad de enfocarse y prestar atención.
- Razonamiento y juicio.
- Percepción visual.
- Un cambio importante de conducta.
¿Cuáles son otros síntomas de neumonía entre los adultos mayores?
Un cambio en su estado cognitivo (delirio, confusión, demencia) es una señal importante de neumonía en los adultos mayores. Tal vez no se presenten otras señales de aviso, pero de haberlas, podrían incluir:
- Dolor en el pecho.
- Falta de aire.
- Sudores.
- Escalofríos con temblores.
- Fiebre alta.
- Dolores y molestias musculares y en las coyunturas.
- Piel “grisácea” o “amoratada” (resultado de un abastecimiento reducido de oxígeno en la sangre).
- Piel húmeda y fría al tocarla.