Resistencia a la Insulina en Adultos Mayores. Consejos para evitar esta condición.

La resistencia a la insulina es muy común en los adultos mayores y se caracteriza por que las células no responden bien a la insulina, lo que dificulta la absorción de glucosa y aumenta la necesidad de más insulina por parte del páncreas. Los factores de riesgo incluyen el sedentarismo, el sobrepeso, una dieta poco saludable y el envejecimiento. El tratamiento se enfoca en cambios en el estilo de vida, como el ejercicio regular y una dieta balanceada, y en el uso de medicamentos usados bajo supervisión médica, que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina.
La resistencia a la insulina ocurre cuando las células del cuerpo (músculos, hígado y grasa) no responden adecuadamente a la insulina. La insulina es una hormona que ayuda a la glucosa de la sangre a entrar en las células para ser usada como energía. Cuando las células son resistentes, el páncreas tiene que producir más insulina para mantener los niveles de glucosa en un rango saludable.
Causas y factores de riesgo
- Envejecimiento: La resistencia a la insulina tiende a aumentar con la edad.
- Sobrepeso y obesidad: El exceso de tejido graso, especialmente en el abdomen, puede causar inflamación y estrés en las células, lo que contribuye a la resistencia a la insulina.
- Sedentarismo: La falta de actividad física regular aumenta el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.
- Dieta poco saludable: Una dieta alta en calorías, azúcares y carbohidratos refinados puede provocar picos de insulina.
- Estrés crónico: El estrés prolongado también puede contribuir a la resistencia a la insulina.
Síntomas
- Fatiga: Sentir cansancio de forma persistente.
- Dificultad para bajar de peso: Tener problemas para perder peso o experimentar aumento de peso excesivo.
- Manchas oscuras en la piel: Aparición de manchas oscuras en los pliegues de la piel, como en el cuello o las axilas (conocido como acantosis nigricans).
- Problemas de memoria y concentración: Una menor agudeza mental puede estar relacionada con esta condición.
En La Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), Residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, sabemos la importancia de prevenir la resistencia a la insulina sobre todo en sistema nervioso y especialmente a nivel cerebral ya que las neuronas no responden adecuadamente a la insulina, lo que causa un uso ineficiente de la glucosa, un proceso que puede promover la acumulación de proteínas anormales (como las placas beta-amiloides), estrés oxidativo e inflamación, todos factores que contribuyen a la neurodegeneración característica de la enfermedad de Alzheimer. Por lo anterior te compartimos estos sencillos consejos:
Para prevenir la resistencia a la insulina se deben adoptar hábitos de vida saludables que incluyen una alimentación equilibrada rica en fibra y grasas saludables, ejercicio regular, mantener un peso saludable, dormir lo suficiente, evitar el tabaquismo y el alcohol, controlar el estrés y realizar chequeos médicos periódicos. Un plan de alimentación personalizado y la actividad física son claves para mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas.
a) Alimentación saludable
- Prioriza alimentos frescos y naturales: Elige frutas, verduras, legumbres (frijoles, lentejas) y granos integrales ricos en fibra.
- Incorpora proteínas magras y grasas saludables: Incluye pollo, pescado, tofu, frutos secos, aguacate y aceite de oliva.
- Evita alimentos procesados: Reduce el consumo de azúcares refinados y alimentos con un alto índice glucémico, como pan blanco, dulces, galletas, pasteles y bebidas azucaradas.
- Limita grasas saturadas: Opta por productos lácteos bajos en grasa y carnes magras.
b) Actividad física regular
- Mejora la sensibilidad a la insulina: El ejercicio ayuda a que el azúcar entre más fácilmente en las células, aumentando la sensibilidad a la insulina.
- Incorpora variedad: Combina ejercicio aeróbico, de resistencia o fuerza y de flexibilidad.
- Encuentra el disfrute: Elige actividades que disfrutes, como caminar (incluso 30 minutos al día), subir escaleras o hacer yoga, para que sea fácil mantener la constancia.
c) Cambios en el estilo de vida
- Controla el peso: Perder peso, incluso una cantidad modesta, puede ser muy beneficioso.
- Duerme bien: Una buena higiene del sueño es importante para la salud general.
- Maneja el estrés: Practica técnicas de relajación como el mindfulness o el yoga.
- Evita el tabaquismo y el alcohol: Estos hábitos pueden empeorar tu salud general.
d) Supervisión Médica constante.
- Hazte chequeos médicos regulares: Habla con tu médico de cabecera para ver si hay algo más que puedas hacer y para identificar y controlar factores de riesgo.
- Busca asesoramiento profesional: Considera acudir a una nutrióloga especialista o a una educadora en diabetes para un plan personalizado.
