¿Cómo la falta de vida social y/o el aislamiento puede afectar la salud mental de los adultos mayores?
Los seres humanos somos creaturas sociales. Nuestra conexión con los otros nos permite sobrevivir y prosperar. Sin embargo, cuando vamos envejeciendo, muchos vamos siendo mas solitarios de lo que éramos cuando teníamos menos edad, esto nos deja vulnerables al aislamiento social y la soledad, que desencadenan muchos problemas de salud como déficit cognitivo, depresión y falla cardíaca. Afortunadamente existen maneras de contrarrestar estos efectos negativos.
En muchas investigaciones se ha asociado a la soledad como factor de riesgo para una variedad de enfermedades físicas y mentales: hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, obesidad, debilidad en el sistema inmune, ansiedad, depresión, déficit cognitivo, y con todo tipo de demencias.
Las personas que se encuentra inesperadamente solas ya sea por la muerte de su pareja, algún tipo de separación con amigos o familia, la jubilación, la falta de movilidad, o la falta de trasporte corren un alto riesgo de desarrollar alguna enfermedad de las mencionadas líneas arriba.
Por otro lado, las personas que se involucran en actividades productivas y significativas tienden a vivir más, mejoran su humor de forma considerable, y les da a sus vidas un propósito más. Debido a que hay más y mejores investigaciones, se empieza a conocer mejor la relación que tienen estas actividades con mantener el bienestar general, e inclusive mejorar las funciones cognitivas.
Aunque aún tenemos mucho por aprender, el entendimiento de los mecanismos de acción de la soledad y su tratamiento se han incrementado exponencialmente, si bien son investigaciones que llevan mas de 20 años, en los últimos 5 se han logrado avances realmente trascendentales, cómo es ahora ampliamente difundido que la soledad desencadena automáticamente muerte prematura en personas de todas las edades.
Seamos adultos mayores o no, perder la sensación de conexión con otro ser humano, y el sentido de comunión y participación puede cambiar por completo la percepción que tenga una persona sobre el mundo. Alguien que este experimentando soledad crónica se siente amenazado y maltratado por otros, lo cual también activa mecanismos biológicos de defensa que en el cuerpo se traduce como estrés elevando nuestros niveles de cortisol en todo momento, afectando de esta forma nuestra salud y proceso de envejecimiento, por ejemplo la soledad puede alterar la tendencia de las células del sistema inmune a promover inflamación, lo cuas es necesario para ayudar a nuestro cuerpo a recuperarnos de una lesión, pero una inflamación que dura mucho tiempo, aumenta nuestro riesgo de padecer enfermedades crónicas.
La soledad en el adulto mayor entonces actúa como un “fertilizante” para otro tipo de enfermedades, la biología de la soledad puede acelerar el proceso de formación de placas en las arterias, ayuda a las células cancerígenas a crecer y diseminarse, promueve la inflamación y acelera el proceso de la demencia.
En la residencia para adultos mayores Juan Pablo II, estamos muy conscientes de esta situación, por lo que siempre se realizan actividades grupales, productivas y significativas que combaten la soledad que tanto aqueja a este sector de población.