¿Cómo prevenir Infartos cerebrales por calor en los adultos mayores?

Las olas de calor han sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, el cambio climático generó que estos fenómenos se profundicen y extiendan en el tiempo. Una situación que ya fue alertada por distintos entes internacionales, quienes señalaron que, si no disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero todo podría tornarse más grave.

Según varios estudios realizados en Japón y Europa el calor extremo aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares en los adultos mayores con un aumento en promedio de 35% de estos infartos cerebrales después de una ola de calor.

Hay distintas formas en cómo el calor puede aumentar el riesgo de ACV y estas pueden ser:

1. Disminución de la capacidad de regulación de la temperatura: El calor puede agotar la capacidad del cuerpo para sudar y enfriarse, lo que puede llevar a la deshidratación y a una mayor presión sobre el corazón y los vasos sanguíneos.
2. Aumento de la viscosidad de la sangre: El calor puede aumentar la viscosidad de la sangre, lo que dificulta su flujo y puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos que bloquean las arterias cerebrales.
3. Mayor presión sobre el corazón: El calor puede obligar al corazón a trabajar más duro para bombear sangre a la piel para enfriarla, lo que puede aumentar la presión arterial y poner en riesgo a personas con enfermedades cardíacas preexistentes.
4. Aumento de la inflamación: Las temperaturas extremas pueden aumentar la inflamación en el cuerpo, lo que puede contribuir a la formación de placa en las arterias y aumentar el riesgo de ACV.

En La Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), Residencia especializada en Trastornos neurodegenerativos sabemos lo importante que es prevenir un infarto cerebral en adultos mayores, por lo que te compartimos los principales factores de riesgo y algunos sencillos consejos para prevenirlo:

Los principales factores de riesgos son:

1. Edad por arriba de 65 años: Los adultos mayores son más susceptibles al calor debido a una menor capacidad para regular su temperatura corporal y a la presencia de enfermedades crónicas.
2. Pacientes con enfermedades cardíacas: Aquellos con enfermedades cardíacas preexistentes, como hipertensión, arritmias o insuficiencia cardíaca, son más vulnerables a los efectos del calor sobre su sistema cardiovascular.
3. Pacientes con diabetes: La diabetes puede comprometer la capacidad del cuerpo para regular la temperatura y aumentar el riesgo de complicaciones del calor.

Sencillas medidas preventivas:

1. Mantenerse hidratado: Beber abundante agua, especialmente durante los días calurosos.
2. Evitar la exposición prolongada al sol: Buscar sombra y usar ropa ligera y de colores claros.
3. Tomar duchas o baños frescos: El agua fresca puede ayudar a enfriar el cuerpo y reducir la temperatura corporal.
4. Usar ventiladores o aire acondicionado: Esto puede ayudar a mantener la temperatura ambiente fresca y cómoda.
5. Consultar a un médico: Los adultos mayores con enfermedades crónicas deben hablar con su médico sobre cómo protegerse del calor.

En resumen, el calor puede ser un factor de riesgo para eventos vasculares cerebrales, especialmente en adultos mayores y aquellas con enfermedades preexistentes. Es importante tomar medidas preventivas para protegerse del calor, como mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol y consultar a un médico de ser necesario.