Complicaciones Cutáneas del Síndrome de inmovilidad en el Adulto Mayor. 5 consejos para prevenirlas.
En publicaciones anteriores les hablamos sobre el Síndrome de inmovilidad en el Adulto Mayor, definido como el descenso de la capacidad para desempeñar las actividades de la vida diaria, por el deterioro de las funciones motoras. Se caracteriza por la reducción de la tolerancia a la capacidad física, debilidad muscular progresiva y en casos graves, perdida de los automatismos y reflejos posturales necesarios para la deambulación.
En las situaciones clínicas de mayor dependencia el paciente se encuentra limitado a su cama y sin la capacidad de realizar movimientos específicos para evitar los problemas más comunes de estas condiciones: Las complicaciones cutáneas. La aparición de úlceras por presión es una de las complicaciones más graves en el adulto mayor inmovilizado.
Por esta razón en La Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos y pacientes dependientes de larga estancia, te compartimos 5 sencillos consejos para prevenir esta terrible complicación:
1] Cambios posturales: deben seguir una rotación determinada, respetando siempre la misma postura y la alineación corporal. Realizar los cambios cuidadosamente, sin arrastrar al paciente, evitando las fuerzas de cizallamiento y fricción. Repartir el peso del cuerpo por igual a fin de evitar dolores musculares por contracturas de compensación. Se pueden usar soportes almohadillados. En pacientes acostados deben hacerse cada 1-2 horas, para minimizar los efectos de la presión continuada sobre las prominencias óseas. En pacientes sentados es ideal realizarlos cada 10 minutos, levantando al mismo durante 10 minutos, para evitar la aparición de úlceras por presión a nivel sacro. Para mantener en el domicilio este ritmo de cambios posturales es muy útil el uso de colchones y cojines antiescaras, que ayudan a alargar el periodo entre cambios, que no debe ser nunca mayor de 4h en encamados ni de 1h en sedentes.
2] Higiene: con agua, jabón neutro y esponja suave, seguida de un buen aclarado y secado perfecto (especialmente los pliegues), sin frotar. La cama y/o silla estarán limpias, secas y sin ningún objeto extraño. Las sábanas deben ser suaves y no formar arrugas. La habitación debe estar bien ventilada y a temperatura adecuada.
3] Masaje: activa la circulación, favorece la relajación muscular, estimula la sensibilidad y facilita la relación. También ayuda a mantener el esquema corporal. Debe realizarse suavemente, moviendo con delicadeza la piel y el tejido celular subcutáneo mediante movimientos circulares amplios (amasado) o pellizcando y soltando nuevamente con los dedos el plano muscular. Es ideal utilizar una crema hidratante y en áreas de especial riesgo de presión (sacro, caderas, codos, escápulas y cualquiera otra que soporte presión). La aplicación de aceites ricos en ácidos grasos hiperoxigenados mejora la prevención de las úlceras en dichas zonas.
4] Almohadillado: en las zonas de mayor presión como codo, rodilla, sacro, trocánteres, escápulas, etc.
5] Hidratación y adecuada alimentación: se deben evitar déficits proteicos, es conveniente un aporte de vitamina C (1 gr. al día en úlceras ya establecidas) y de cinc (15 mg/día) en la dieta. También, se recomienda la ingesta de 1-1,5 litros de agua al día.