Consecuencias Neurocognitivas del infarto cerebral. 8 síntomas o alteraciones importantes a tomar en cuenta.
El Evento Vascular Cerebral (EVC) o infarto cerebral es la primera causa de discapacidad en el mundo. Lamentablemente, por lo general sólo se presta atención a las secuelas más conocidas, como la hemiplejía (parálisis de la mitad del cuerpo) y los problemas del habla. Sin embargo, hay otras consecuencias que a veces son menos evidentes, como los síntomas depresivos y los trastornos conductuales, que se ignoran y no se diagnostican.
Por esta razón la Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, te invita a que acudas a nuestra clínica de memoria si tienes a tu cuidado a un adulto mayor con reciente diagnóstico de Infarto cerebral y presente alguno de los siguientes síntomas o alteraciones para ser evaluado y se le entregue un plan de cuidados y tratamiento
- Emocionalismo o risa y llanto patológico: presencia de reacciones de llanto, con menos frecuencia risa, de intensidad desmedida, al margen del control voluntario y provocado por estímulos menores. El síndrome responde habitualmente bien a inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) y lo hace en un plazo mucho más breve que en el caso de los pacientes depresivos.
- Fatiga post-infarto: la fatiga primaria post-ictus puede aparecer en ausencia de otros síntomas depresivos. Se caracteriza por un cansancio intenso ante mínimos esfuerzos mentales o físicos. Se solapa con los déficits de tipo atencional y se acompaña de la sensación subjetiva de agotamiento y de dificultad para iniciar tareas que impliquen esfuerzo.
- Reacción catastrófica: reacciones súbitas de llanto, enfado y temor ante la vivencia de fracaso al afrontar una tarea. Su presentación en forma de episodio agudo lo diferencia de la depresión, si bien la presencia de síntomas depresivos favorece las reacciones catastróficas.
- Apatía: a la ausencia de iniciativa y actividad, las definiciones siempre añaden ausencia de emociones y de cogniciones espontáneas. De hecho, la indiferencia emocional se postula como uno de los elementos responsables del cambio en el comportamiento habitual.
- Anosognosia: falta de conciencia sobre la discapacidad y sus consecuencias. Puede tomar diversas formas de manera que, en ocasiones, lo más llamativo no es la negación de la hemiplejia, sino la indiferencia emocional que acompaña a la constatación de la discapacidad. Términos como anosodiaforia hacen referencia al mismo fenómeno.
- Irritabilidad: Para algunos autores es un estado emocional caracterizado por un reducido control del temperamento, un estado de ánimo que predispone a ciertas emociones (el enfado), ciertas cogniciones (valoración hostil de una situación) y ciertas conductas (agresividad). La experiencia clínica sugiere que la irritabilidad puede tener orígenes diversos: bajo estado de ánimo, fatiga, intolerancia a la frustración, reducción en la capacidad para la resolución de los problemas (trastorno ejecutivo). Una expresión especialmente grave de la irritabilidad es la agresividad física, hacia objetos o hacia personas.
- Rigidez: La rigidez es otro de los cambios de conducta más comunes. Hace referencia a la incapacidad para modificar planes preconcebidos, aunque las circunstancias varíen.
- Cambios de personalidad: Los cambios de personalidad después de un infarto cerebral pueden ser el resultado de cambios en el pensamiento, las emociones o el comportamiento después del incidente.