Demencias Post Infartos Cerebrales y Deterioro Cognitivo.
El deterioro cognitivo y la demencia vascular es un deterioro cognitivo agudo o crónico debido a un infarto cerebral difuso o focal que más a menudo se relaciona con la enfermedad cerebrovascular.
Es la segunda causa más frecuente de demencia entre los adultos mayores. Es más frecuente entre los hombres y suele comenzar después de los 70 años. Ocurre más a menudo en personas que tienen factores de riesgo vascular (p. ej., hipertensión, diabetes mellitus, hiperlipidemia, tabaquismo) y en aquellos que han tenido varios accidentes cerebrovasculares o micro infartos. Muchas personas tienen tanto demencia vascular como enfermedad de Alzheimer.
Suele ser el resultado de múltiples pequeños infartos cerebrales (o a veces hemorragias). Aunque cada infarto puede solo provocar síntomas mínimos, la combinación de múltiples infartos puede causar suficiente pérdida neuronal o axonal para afectar la función cerebral.
Hay cuatro tipos principales de deterioro cognitivo y demencias vasculares:
Deterioro cognitivo y demencia vasculares subcorticales
Demencia multiinfarto
Demencia post accidente cerebrovascular
Demencia mixta
Los síntomas y signos de deterioro cognitivo y de demencia vasculares son similares a los de las demás demencias (p. ej., pérdida de memoria, deterioro de la función ejecutiva, dificultad para iniciar acciones o tareas, lentitud de pensamiento, personalidad y cambios de humor, problemas de lenguaje). Sin embargo, en comparación con la enfermedad de Alzheimer, el deterioro cognitivo y la demencia vascular tienden a causar pérdida de memoria más adelante y a afectar la función ejecutiva en primer lugar. Además, los síntomas pueden variar, dependiendo de la localización de los infartos.
A diferencia de otras demencias, la demencia multiinfarto tiende a progresar a pasos separados; cada episodio se acompaña por una declinación intelectual, a veces seguida por una recuperación leve. El deterioro cognitivo y la demencia vascular subcortical causada por el daño isquémico de los pequeños vasos (que incluye el infarto lacunar múltiple y la demencia de Binswanger) tiende a producir pequeños déficits incrementales; por lo tanto, la declinación parece ser gradual.
A medida que la enfermedad progresa, los déficits neurológicos focales a menudo se superponen:
Hiperreflexia osteotendinosa; Respuesta plantar extensora; Alteraciones de la marcha; Debilidad de una extremidad; Hemiplejías; Parálisis pseudobulbar con risa y llanto patológicos; Afasias; Otros signos de disfunción extrapiramidal.
La pérdida cognitiva puede ser focal. Por ejemplo, la memoria a corto plazo puede estar menos afectada que en otras demencias. Debido a que la pérdida puede ser focal, los pacientes pueden retener más aspectos de la función mental. Por lo tanto, ellos pueden estar más conscientes de su déficit y la depresión puede ser más frecuente que en otras demencias.
Las medidas de seguridad y sintomáticas son similares a las que se aplican en las demás demencias. Por ejemplo, el medio ambiente debe ser brillante, alegre, y familiar, y debe ser diseñado para reforzar la orientación (p. ej., colocación de grandes relojes y calendarios en la habitación). Deben implementarse medidas para garantizar la seguridad del adulto mayor (p. ej., sistemas de monitorización de la señal para los pacientes que deambulan).
En la Residencia de Retiro Juan Pablo II, Residencia especializada en trastornos Neurodegenerativos, sabemos que como la introspección y el juicio se deterioran en los pacientes con demencia te recomendamos citar a un miembro de la familia, un tutor o un abogado para que controle la parte económica, también es conveniente al comienzo de la demencia, antes de que el paciente esté discapacitado, que se aclaren sus deseos y realizarse los arreglos económicos y legales para lograrlo.
Por último, es importante recordar que en la demencia avanzada, las medidas paliativas pueden ser más apropiadas que las intervenciones sumamente agresivas o los cuidados hospitalarios.