Depresión en Adultos Mayores. 5 razones para acudir a una Residencia especializada para su tratamiento.
La depresión en los adultos mayores es un Síndrome Neuroconductual Progresivo cada vez más frecuente, tanto por el envejecimiento de la población y las circunstancias asociadas a éste, como por la mayor prevalencia de pacientes con otros trastornos físicos. Además, este síndrome tiene unas consecuencias peores en esta población porque agrava la salud física y acentúa las dificultades en el funcionamiento psicosocial ya manifiestas por el proceso de envejecer.
Todas las personas se encuentran inmersas en un proceso evolutivo por el cual el organismo en general y el sistema nervioso en particular se ven sometidos a una serie de modificaciones marcadas por el paso del tiempo.
Todas estas modificaciones afectan sin duda el rendimiento cognitivo y, en efecto, el 15-25% de la población geriátrica presenta déficits cognitivos que influyen en diversas funciones, en especial: memoria, atención, lenguaje, capacidades visuoespaciales y funciones ejecutivas. Estos déficits interfieren con la realización de actividades cotidianas, con el mantenimiento de las relaciones sociales y con el autocuidado.
Pero el impacto de las modificaciones cerebrales inducidas por el envejecimiento no se reduce a la cognición, pues también influye en la vulnerabilidad ante diferentes enfermedades, entre las que se encuentran las patologías de tipo afectivo. Las modernas técnicas de neuroimagen y neuroquímica han revelado alteraciones neurobiológicas en el paciente anciano con depresión dándonos una pauta de tratamiento farmacológico para los síntomas que el paciente presente, sin embargo, en la depresión geriátrica se han encontrado factores de riesgo que pueden iniciarla o desarrollarla hacia un nivel más grave.
Con base en estos factores de riesgo En La Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, te compartimos la importancia y ventajas de tratar la depresión geriátrica en una Residencia especiadlizada para Adultos Mayores:
1.- Vivir solo con pobre apoyo social. Este factor de riesgo es inmediatamente tratado cuando una persona decide ir a vivir a una Residencia de retiro, ya que desde el primer día el simple contacto con los enfermeros y personal de la residencia comienza a ser suficiente para estimular su sensación de pertenencia e importancia en una comunidad.
2.- Estados de discapacidad física. La asistencia individualizada las 24 hrs. por profesionales de la salud y las actividades de ejercicio y rehabilitación constantes disminuyen el impacto psicológico y neurobiológico de padecer algún tipo de discapacidad.
3.- Pobre estado de salud (también en enfermedades físicas de reciente diagnóstico). La asistencia médica en una residencia para adultos mayores ayuda a mejorar los estados patológicos que pueden complicar o perpetuar el estado depresivo, tanto el médico como los enfermeros llevan un plan terapéutico que ayuda al residente a mejor su salud en general.
4.- Deterioro cognitivo. Los cambios naturales del envejecimiento tienen como consecuencia deterioros cognitivos de leves a moderados, dependiendo la fortaleza emocional e intelectual de cada paciente, este deterioro fomenta los estados depresivos y el aislamiento. En una residencia especializada o con médico de base se pueden plantear las diversas terapias que el residente requiera diariamente para remisión del cuadro y restaurar la salud mental.
5.-Falta de Diagnóstico. Al llevar a un ser querido a vivir a una Residencia para adultos mayores la valoración inicial médica lleva al diagnóstico de depresión, con lo que se inicia un tratamiento farmacológico aunado a todas las terapias que ayuden con los cuadros sintomáticos.