Enfermedad de Parkinson avanzada en Adultos Mayores y su tratamiento.
La Enfermedad de Párkinson es un trastorno neurodegenerativo, es decir, que tiene su origen en la degeneración y muerte progresiva de las neuronas. Las más afectadas son las neuronas dopaminérgicas, cuyo neurotransmisor primario es la dopamina y que son las encargadas de la coordinación del movimiento, el equilibrio, el mantenimiento del tono muscular y la postura. El curso de la enfermedad es crónico y lentamente progresivo.
En la actualidad, se desconocen las causas que provocan la enfermedad, se considera que es el producto de múltiples factores que actúan a la vez, como el envejecimiento, la vulnerabilidad genética y las exposiciones ambientales.
El inicio de los síntomas suele ser asimétrico (en un lado del cuerpo). Algunos de los síntomas más importantes son:
- El temblor en reposo, pero en ocasiones puede no existir.
- Los movimientos voluntarios se hacen lentos, existe una clara rigidez muscular y se producen alteraciones de la marcha, con tendencia a arrastrar los pies y a bracear menos.
- Se producen episodios de pérdida del equilibrio, con riesgo de caídas.
- Es frecuente la pérdida de expresión facial.
- En ocasiones se manifiestan cuadros depresivos asociados.
- También son habituales episodios de estreñimiento, exceso de sudoración y de producción de saliva.
La enfermedad se manifiesta de forma diferente en cada persona. Por esta razón existen tantos Párkinson como personas lo padecen.
En la Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), Residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, te recomendamos que si aparece cualquiera de estos síntomas acudan con su médico neurólogo.
El diagnóstico de la Enfermedad de Parkinson es fundamentalmente clínico basándose en la historia clínica y la exploración general y neurológica del paciente, en el caso del adulto mayor se debe de realizar una valoración geriátrica integral. En algunos pacientes se solicitan estudios de laboratorio, pruebas de imagen como un escáner cerebral, la tomografía por emisión de positrones (SPECT) o una resonancia magnética y estudios neurofisiológicos.
Tratamientos
Todavía no existe un tratamiento definitivo que cure el Parkinson. El objetivo del tratamiento es reducir al máximo los síntomas de la enfermedad y aumentar el tiempo en el que el paciente desempeñe una actividad normal, mejorando su calidad de vida.
- Tratamientos farmaclógicos: Hasta el momento sólo se dispone de tratamientos sintomáticos, la mayoría de los cuáles tienen como objetivo ayudar a mejorar la acción de la dopamina o potenciar su formación en el cerebro. El tratamiento de éste conjunto de fármacos puede ser oral, dérmico, subcutáneo y/o introduodenal. La Levodopa ha sido hasta ahora el fármaco de primera elección.
- Tratamientos quirúrgicos: La cirugía pretende actuar sobre la parte dañada del cerebro. Sólo está indicada en un 5% de los pacientes y es efectiva si están bien seleccionados. Los criterios de inclusión para intervención quirúrgica contemplan incapacidad funcional muy grave, ausencia de demencia, edad inferior a 70 años y diagnóstico confirmado.
- Actividad física diaria: Uno de los aspectos más importantes del tratamiento de la enfermedad de Parkinson consiste en el mantenimiento del tono muscular y de las funciones motoras.
- Rehabilitación física: los tratamientos más comunes son la cinesiterapia, la rehabilitación de la marcha y del equilibrio y la hidroterapia. Estas sirven de gran ayuda a la hora de combatir la enfermedad de Parkinson.
- Logopedia: Es frecuente que los pacientes con enfermedad de Parkinson presenten voz baja (hipofonía), o alteraciones para articular las palabras (disartria) teniendo problemas que dificultan el habla.
- Existen terapias como el entrenamiento vocal de Lee Silverman, una terapia del habla, o la musicoterapia que pueden ayudar al tratamiento de estos síntomas, especialmente los relacionados con el volumen de la voz.