Prevenir la Demencia vascular es posible: 7 simples consejos para conseguirlo
Cuando alguien, en su gran mayoría Adultos mayores con hipertensión y diabetes, sufre un infarto cerebral, lo que sucede es que una hemorragia, obstrucción o compresión de un vaso sanguíneo, provoca que las células que queden desprovistas de oxígeno puedan morir. Dependiendo de la región cerebral afectada, la persona puede perder el habla, algún movimiento y sensibilidad del cuerpo, o tener dificultades para recordar. Esos son los efectos dramáticos de lo que también se conoce como derrame cerebral.
Pero hay otro tipo de accidente cerebrovascular cuyos efectos son menos evidentes y más difíciles de diagnosticar, pues no muestran síntomas inmediatos.
Se le conoce como infarto lacunar o “silencioso”, porque afecta regiones más pequeñas y menos funcionales del cerebro, que no se manifiestan igual que un ataque cerebral sintomático, pero que con el tiempo se pueden acumular y tener un impacto significativo a largo plazo en la memoria del paciente. Los infartos cerebrales silenciosos son más comunes que los infartos con síntomas. Los investigadores estiman que más de un tercio de las personas mayores de 70 ha sufrido un infarto silencioso.
Pero hay un tipo de infarto cerebral que no se manifiesta de esta manera tan evidente, porque no ocurre en la periferia, sino dentro del cerebro y afecta las regiones más profundas, en este caso, la interrupción de flujo sanguíneo destruye células en regiones del cerebro que no controlan funciones vitales, regiones “silenciosas”.
El daño es tan pequeño que no generan síntomas obvios y sólo se pueden observar con una imagen por resonancia magnética (IRM) o una tomografía computarizada (escaneo TC), y aunque podrían haber sufrido alguna sutil deficiencia cognitiva temporal, la mayoría de las víctimas de este tipo de infarto silencioso no saben que lo sufrieron.
Si se acumulan muchos de estos infartos, el escenario más común es que se afecten ciertas funciones del cerebro, lentitud cognitiva, torpeza al andar, falta de memoria y, como consecuencia la demencia vascular ya que, aunque los efectos no sean inmediatamente obvios, un infarto cerebral silencioso puede interrumpir el flujo de sangre necesario para la memoria.
La demencia vascular no se puede revertir. Como no es posible para todos hacer una IRM o escaneo TC, hay cosas que se pueden hacer para reducir los factores de riesgo. El principal factor es la hipertensión, el colesterol y la diabetes también son factores de suma importancia que deben controlarse.
Por eso, La Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos te da 7 simples consejos que te ayudaran a prevenir este tipo de infartos:
- Controlar la hipertensión Arterial con monitorización diaria con baumanometro, chequeos médicos regulares y si ya están diagnosticados y reciben terapia farmacológica, tomar los fármacos que la reduzcan.
- Limitar el consumo de sal a menos de 6 gramos al día. Una buena manera de evitar el alto consumo de sal es no consumir alimentos procesados y evitar el salero en la mesa del comedor.
- Mantener bajos los niveles de colesterol LDL con chequeos de laboratorio rutinarios y visitas médicas regulares.
- No fumar
- Controlar el peso y mantener el índice de masa corporal entre 19 y 25.
- Consumir por lo menos 200 gramos de fruta y 300 gramos de vegetales al día.
- Hacer deporte o caminar a buen ritmo durante 45 minutos o más, por lo menos cinco días a la semana.