¿Sabes qué es el síndrome de desuso y cuáles son los principales riesgos de no atenderlo?
El síndrome de desuso es el conjunto de riesgos que ocurren por la inmovilidad. Éstos y la incapacidad para el autocuidado constituyen los problemas básicos del adulto mayor encamado. La capacidad de movilización es un indicador del nivel de salud del adulto mayor y de su calidad de vida, ya que determina su independencia.
Un adulto mayor que, como consecuencia de una enfermedad, un traumatismo o una situación de alta dependencia pasa la mayor parte del tiempo encamado y, por tanto, en situación de inmovilidad, está expuesto a una gran variedad de complicaciones que pueden afectar a diferentes partes del organismo y alguna de las cuáles pueden ser graves, especialmente si se trata de adultos mayores con algún tipo de trastorno neurodegenerativo.
Los componentes del síndrome de desuso pueden ser muy variados y afectar a distintos sistemas del cuerpo:
1.- Sistema cardiovascular: la circulación sanguínea se hace más lenta y como consecuencia aumenta el riesgo de sufrir tromboflebitis, trombosis venosa profunda y tromboembolismos, especialmente pulmonares.
2.- Sistema respiratorio: se genera un deterioro de la ventilación pulmonar que incide en la retención de secreciones y, por tanto, en un incremento del riesgo de infecciones, como la neumonía.
3.- Sistema urogenital: la incontinencia urinaria es la complicación más frecuente y de ella se puede derivar la aparición de eritemas, infecciones urinarias y formación de cálculos renales.
4.- Sistema musculoesquelético: la inmovilidad causa la pérdida de masa muscular y como consecuencia la atrofia y pérdida de resistencia de los músculos. Pueden aparecer contracturas, rigidez articular y otros problemas musculares que dificulten el movimiento del paciente. Ello supone un deterioro funcional importante, especialmente en las articulaciones. Asimismo, se sufre una pérdida de masa ósea, acelerándose el desarrollo de la osteoporosis y, por tanto, el riesgo de fracturas.
5.- Sistema digestivo: es frecuente la pérdida de apetito con el consiguiente riesgo de malnutrición. También se producen problemas de deglución y alteraciones de la de formación del bolo fecal, con episodios frecuentes de estreñimiento y una tendencia al reflujo gástrico.
6.- Piel: las ulceras (escaras) por presión son las complicaciones más conocidas y habituales si no se cambia frecuentemente al paciente de posición. La incontinencia urinaria y fecal y la maceración también pueden causar eccemas.
7.- Sistema nervioso: la falta de estímulos externos puede facilitar el deterioro cognitivo, la deprivación sensorial, un síndrome confusional, pérdida de atención y una alteración del sentido del equilibrio. Asimismo, puede generar la aparición de un cuadro depresivo.
Cuando un paciente pasa mucho tiempo en cama se deben extremar los cuidados para evitar estas posibles complicaciones. Este alto nivel de dependencia, asimismo, induce el agotamiento del cuidador y lleva a la necesidad de institucionalizar al paciente en hospitales, asilos, o residencias de retiro especializadas, para garantizar los cuidados necesarios.
Por lo tanto, en la Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, brindamos atención integral a estos pacientes, es decir individualizamos el plan de cuidados estándar, para determinar en cada caso los problemas o diagnósticos que presente el paciente. Este plan de cuidados está orientado a mejorar o mantener el estado de salud y a prevenir las complicaciones propias del encamamiento prolongado. La aparición de estas complicaciones dependerá del grado de inmovilidad, del tiempo que lleve encamado y de la patología de base que presente el paciente, así como de su estado general.