¿Sabías que la depresión podría ser una señal de alarma temprana de la Demencia?
La Organización Mundial de la Salud estima que la demencia afecta a nivel mundial a unos 35,6 millones de personas y se prevé que el número total de personas con demencia prácticamente se duplique cada 20 años, de modo que pasaría de 65,7 millones en 2030 y 115,4 millones en 20501. Es por ello que cada vez se hace más necesaria la detección de los posibles factores de riesgo para poder desarrollar una intervención, o como mínimo, retrasar, la expresión clínica de esta enfermedad.
Algunos estudios sugieren que, hasta una tercera parte de los casos de Alzheimer, la demencia más frecuente en nuestra sociedad puede ser prevenida con la eliminación de algunos factores de riesgo, como la depresión.
De esta manera, cada vez más aumenta el interés entre los investigadores por la relación entre depresión y demencia, en vista de que numerosas investigaciones sugieren que la depresión es un factor de riesgo para el futuro desarrollo de Alzheimer principalmente.
La depresión en los adultos mayores, además de afectar a la calidad de vida del paciente, lo sitúa en mayor riesgo de padecer deterioro cognitivo, depresión inmunológica y diversas enfermedades subyacentes. Constituye un problema geriátrico frecuente que afecta a un 10% de los adultos mayores que viven en la comunidad.
Uno de los puntos más interesantes es que existe evidencia clínica de que la depresión es muy frecuente en fases iniciales e intermedias en muchos tipos de demencia. De hecho, hay más casos de depresión entre individuos con demencia que entre la población en general.
Se ha reportado que la depresión produce importantes alteraciones cognitivas. Hasta un 40% de los pacientes deprimidos reportan problemas de memoria, frente al 10-20% de población mayor no depresiva. En los casos más severos, estos déficits se pueden llegar a considerar como pseudodemencias depresivas. En este caso sería la depresión la que conduciría a un proceso demencial.
Un hecho que añade complejidad a esta hipótesis es que el inicio del proceso demencial se puede extender a diez o incluso más años antes del diagnóstico clínico de Alzheimer. Dada esta situación, resulta muy difícil clarificar si la depresión pudiera actuar como factor causal de la demencia o si es una manifestación clínica –prodrómica– de las primeras fases de demencia, donde pacientes inicialmente diagnosticados de depresión progresan hacia una demencia.
Por el contrario, encontramos que otros estudios sitúan la depresión como efecto del inicio de la demencia y no precediéndola Y la literatura científica hoy en día no aclara esta cuestión.
De cualquier manera, en la Residencia de Retiro Juan Pablo II, sabemos que el número de personas mayores de 65 años va en aumento y sabemos también que esto conlleva un incremento progresivo de la incidencia de enfermedades o trastornos neurodegenerativos, por lo que te recomendamos acudir con tu Médico Geriatra, Neurólogo o de cabecera ante algún síntoma depresivo, ansioso o que afecte la memoria.