¿Tienes algún adulto mayor a tu cuidado? ¿Sabes cuales son los grados de dependencia y cómo abordar cada uno?
Conforme la edad avanza, algunas personas comienzan a requerir determinadas atenciones para el mejor desempeño de sus actividades. Esto puede aumentar si de por medio existe algún padecimiento crónico o discapacitante.
La dependencia es conocida como la necesidad de ayuda o asistencia para realizar actividades de la vida cotidiana.
Es importante mencionar que la dependencia no tiene que ver con la edad, pues surge como consecuencia de la pérdida de la autonomía, ya sea física, intelectual, sensorial o mixta.
De hecho, definir esta palabra también es útil a nivel gubernamental y médico, pues puede ayudar a crear políticas públicas e iniciativas de salud que beneficien a los adultos y sus cuidadores.
Tipos de dependencia: Existen 7 tipos de dependencia, la económica, funcional, mental, psicológica, sensorial, social y mixta. En esta ocasión les hablare de la dependencia mixta orientada más al cuidado de la parte funcional.
Grado I. Dependencia moderada : Ocurre cuando la persona dependiente (en este caso, el adulto mayor) requiere de asistencia para realizar ciertas actividades de la vida diaria, aunque de manera intermitente o limitada.
¿Cómo abordarlo? Informarse. Es momento de seguir enseñando al adulto mayor a resolver cosas por sí mismo, involucrarlo en su proceso de cuidado, permitirle tomar decisiones, apoyarse en algún experto en salud mental como algún Psiquiatra/Neurólogo Conductual, para trabajar el duelo por la pérdida de su autonomía, y saber qué tipo de trato desea recibir en caso de que su condición de salud empeore.
Grado II. Dependencia severa: En este caso, el adulto mayor necesita ayuda para realizar gran parte de las actividades de la vida diaria ya sea dos o tres veces al día. Sin embargo, no requiere de la presencia permanente de algún cuidador.
¿Cómo abordarlo? Potencializar las herramientas que aún tiene y no sobreprotegerlo. Con las debidas precauciones, el adulto puede hacer más cosas de las que quizá él mismo cree. Permitirle la mayor independencia posible le dará seguridad y confianza.
Grado III. Gran dependencia: Se da cuando la persona dependiente necesita la mayor ayuda posible para realizar gran parte de las actividades básicas de la vida diaria varias veces al día. Quizá para entonces ya presente pérdida total de su autonomía mental o física y necesite la presencia total de otra persona.
¿Cómo abordarlo? Se requiere de un trabajo en equipo que involucre a cuidadores, familiares y personal médico. Los involucrados necesitan repartirse las tareas, así como turnos para hacerse cargo del adulto mayor. El cuidador principal bien puede capacitar a otros para que lo cubran y así también se puedan equilibrar las responsabilidades.
Por eso en la Residencia Especializada de retiro Juan Pablo II valoramos los grados de dependencia y eso nos permite acercarnos cada vez más a lo que los adultos mayores necesitan no sólo de sus cuidadores, sino también del equipo médico, fisioterapeutas, familia y sociedad en general.
Más allá del grado de dependencia, todas las personas involucradas en el proceso requieren de un descanso pleno y compensador. Por eso es tan importante que además del paciente, el cuidador también pueda tener una óptima calidad de vida.