Trastornos de personalidad en Adultos Mayores: ¿Qué son y cómo identificarlos?

Los trastornos de personalidad son patrones duraderos y distorsionados de pensar, sentir y comportarse que se desvían de las expectativas de la cultura de una persona, causando problemas en su vida. Se clasifican en tres grupos (clusters) según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5): Grupo A, caracterizado por comportamientos excéntricos o raros; Grupo B, con conductas dramáticas, emotivas o erráticas; y Grupo C, que involucra miedos y ansiedades.
Un trastorno de la personalidad es un patrón generalizado de experiencia interna y comportamiento que difiere significativamente de las expectativas de la cultura del individuo. Este patrón se manifiesta en dos o más de estas áreas:
- Cognición: Maneras de percibir e interpretar a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos.
- Afectividad: La amplitud, intensidad, labilidad e idoneidad de la respuesta emocional.
- Funcionamiento interpersonal: Cómo interactúa con otras personas.
- Control de impulsos: La capacidad para controlar o dirigir los propios actos.
Los trastornos de personalidad en adultos mayores pueden incluir rasgos de personalidad que se han vuelto desadaptativos o la exacerbación de trastornos de larga data. Los síntomas comunes pueden ser inestabilidad emocional, ansiedad, cambios en el estado de ánimo y patrones de conducta impulsivos o erráticos. Las causas son una combinación de factores genéticos y ambientales, y las afecciones más frecuentes en esta edad son depresión y ansiedad, aunque pueden existir trastornos de la personalidad que se manifiestan en la vejez. Es fundamental buscar la ayuda de un profesional para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
los factores que contribuyen a los trastornos de personalidad en los adultos mayores pueden ser:
- Factores Genéticos y Biológicos: La predisposición genética puede jugar un papel en el desarrollo de un trastorno de la personalidad.
- Factores Ambientales y Experiencias de Vida: El entorno y las experiencias pasadas pueden influir en el inicio de estos trastornos.
- Cambios Físicos y de Salud: Las enfermedades graves, los medicamentos y las condiciones de salud (como la pérdida de visión o audición) pueden exacerbar o modificar los síntomas de un trastorno preexistente.
- Aislamiento Social y Estrés: La soledad, los cambios en las rutinas y la dificultad para adaptarse a nuevas situaciones pueden generar estrés que impacta la salud mental.
En La Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), Residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, sabemos la importancia de reconocer un cambio de conducta y de personalidad en los adultos mayores, sobre todo para prevenir el desarrollo de patologías agudas, es por eso que acontinuación te presentamos los síntomas mas comúnes para lograrlo.
Síntomas comunes: Los síntomas pueden manifestarse de diversas maneras, y algunos de los patrones comunes incluyen:
- Inestabilidad emocional: cambios bruscos en el estado de ánimo, ira inapropiada y sensaciones de vacío continuo.
- Comportamientos impulsivos: comportamientos arriesgados como apuestas, compras compulsivas o sabotaje de relaciones exitosas.
- Deterioro de las relaciones: relaciones intensas e inestables, con alternancia entre idealización y devaluación de las personas.
- Preocupaciones y obsesiones: preocupación excesiva por la salud o el orden, inflexibilidad en las rutinas y desconfianza.
- Cambios en la percepción de sí mismo: variaciones en los objetivos, valores y una visión negativa o de no existencia propia.
Tratamiento y manejo: Es esencial que un profesional de la salud mental (como un neurólogo o psiquiatra) evalúe los síntomas para un diagnóstico y plan de tratamiento adecuados. El tratamiento es siempre individualizadao, integral y multidisciplinar y puede incluir medicamentos, terapias de psicodinamia, terapias cognitivo conductuales, ejercicios de atención plena, gimnasia médica y cognitiva, etc. para mejorar la salud mental y la calidad de vida del adulto mayor.
También es importante promover hábitos activos y saludables, crear un entorno de apoyo y asegurarse de que se satisfacen las necesidades básicas del adulto mayor.
