Insuficiencia Renal Aguda en adultos mayores. Recomendaciones para su cuidado.

La insuficiencia renal aguda (IRA) es la pérdida repentina y rápida de la función renal, lo que impide que los riñones filtren los desechos y el exceso de líquido de la sangre. Esta pérdida de función ocurre en horas o días, en contraste con la insuficiencia renal crónica que se desarrolla a lo largo de meses o años.
La IRA puede ser causada por diversas condiciones, incluyendo:
- Pre-renal: Reducción del flujo sanguíneo a los riñones debido a deshidratación, shock o insuficiencia cardíaca.
- Intrínseca: Daño directo a los riñones, como, por ejemplo, glomerulonefritis, o nefrotoxicidad por medicamentos.
- Post-renal: Obstrucción del flujo de orina, como cálculos renales o tumores.
Los síntomas de la IRA pueden incluir:
- Disminución o ausencia de la producción de orina (oliguria o anuria).
- Hinchazón en piernas, pies y tobillos.
- Fatiga y debilidad.
- Falta de aire.
- Confusión y desorientación.
- Náuseas y vómitos.
- Latidos cardíacos irregulares.
El diagnóstico de la IRA generalmente implica pruebas de laboratorio para evaluar la función renal, como la medición de creatinina y nitrógeno ureico en sangre (BUN), así como análisis de orina
En La Residencia de Retiro Juan Pablo II (RRJPII), Residencia especializada en Trastornos neurodegenerativos sabemos lo importante que es el tratamiento y cuidados de la insuficiencia renal aguda en adultos mayores por lo que a continuación te presentamos recomendaciones generales:
El manejo de IRA en adultos mayores requiere un enfoque cuidadoso y personalizado, considerando las condiciones de salud preexistentes y la fragilidad asociada a la edad. El tratamiento se centra en la identificación y tratamiento de la causa subyacente, el manejo de complicaciones y la optimización de la función renal restante.
Tratamiento y Cuidados.
Identificación y tratamiento de la causa: La IRA puede ser causada por diversos factores, como infecciones, obstrucciones, enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión), o efectos secundarios de medicamentos. Es crucial identificar y tratar la causa específica para detener el daño renal y promover la recuperación.
Manejo de fluidos: La IRA a menudo causa desequilibrios en los fluidos corporales, por lo que es fundamental monitorizar cuidadosamente la ingesta y la pérdida de líquidos para evitar la sobrecarga o la deshidratación.
Manejo de electrolitos: Los riñones juegan un papel clave en el equilibrio de electrolitos como el potasio y el sodio. La IRA puede causar alteraciones en estos niveles, por lo que es importante monitorizarlos y corregirlos si es necesario.
Manejo de la presión arterial: La hipertensión arterial es un factor de riesgo importante para la IRA y puede empeorar su evolución. El control adecuado de la presión arterial es crucial para proteger los riñones y prevenir complicaciones.
Dieta: Se recomienda una dieta baja en sodio, fósforo y proteínas, y se debe tener cuidado con la ingesta de líquidos.
Control de la glucosa: En pacientes con diabetes, es fundamental mantener niveles de glucosa en sangre dentro de los rangos recomendados para evitar daños renales adicionales.
Monitoreo y vigilancia: Se requiere un monitoreo cercano de la función renal, incluyendo análisis de sangre y orina, para evaluar la respuesta al tratamiento y detectar complicaciones.
Tratamiento sustitutivo: En algunos casos, cuando la función renal está gravemente comprometida, puede ser necesario recurrir a la diálisis para eliminar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo.
Consideraciones geriátricas: Es importante tener en cuenta la fragilidad y las comorbilidades asociadas al envejecimiento al planificar el tratamiento. Se debe priorizar la calidad de vida y el manejo de los síntomas.
Prevención: Mantener un estilo de vida saludable, controlar la presión arterial y la glucosa, evitar el consumo excesivo de medicamentos nefrotóxicos y tratar las infecciones a tiempo son medidas importantes para prevenir la IRA.
Educación y apoyo: Es fundamental educar al paciente y a su familia sobre la enfermedad, el tratamiento y las medidas de autocuidado.
Seguimiento: Un seguimiento regular con el equipo de atención médica es esencial para monitorizar la función renal, ajustar el tratamiento y prevenir complicaciones.
En resumen, el manejo de la IRA en adultos mayores requiere un enfoque integral que incluye la identificación y tratamiento de la causa, el manejo de complicaciones, el ajuste de la dieta y la hidratación, y la consideración de las necesidades individuales del paciente.
