De la necesidad de abordar la Ansiedad y la Depresión como Síndromes Neuro conductuales progresivos #2: El Abordaje Neurológico.
El abordaje neurológico inicia bajo la premisa de que todas las manifestaciones clínicas de un trastorno nervioso son expresiones de un proceso patológico (enfermedad) del sistema nervioso, este proceso puede ser evidente (como un tumor, o un infarto cerebral) o imposible de identificar con el microscopio mecánico, o incluso el electrónico (como la encefalopatía del delirium tremens). En todos los casos el proceso patológico puede investigarse hasta encontrar algún factor genético, químico o físico que actúa sobre el encéfalo, y la lesión visible sólo representa una etapa avanzada y a menudo irreversible de un proceso mórbido dinámico. El efecto particular, un síntoma o un signo, ya sea de parálisis, pérdida de la sensibilidad, trastornos visuales o auditivos, ataxia, afasia, temblor, confusión, coma, convulsiones o alucinaciones; depende de la naturaleza de la lesión y el sitio donde se encuentra dentro del sistema nervioso. Por tanto, las manifestaciones clínicas pueden interpretarse en términos de neuroanatomía, neuropatología, neurofisiología y neuropsicología.
Los signos y síntomas de la enfermedad, es decir las expresiones de las alteraciones patológicas del sistema nervioso, tiene dos formas: Pérdida de la función o efectos negativos (como puede ocurrir con una hemiplejía) o la reacción exagerada, es decir, los efectos positivos que se deban a la desinhibición de las porciones intactas del cerebro o la actividad ictal. Sin embargo, en muchos trastornos cerebrales dichas diferencias entre efectos negativos y positivos no se establecen con certeza; en relación con procesos como la percepción, el pensamiento, la memoria, la simbolización, etc., no se cuenta con conocimientos que capaciten a los médicos especialistas para su fácil identificación. Esto determina que el médico afronte otros problemas planteados por enfermedades más complejas del encéfalo. En un síndrome como el de demencia o afasia parcial los síntomas de déficit pueden ser muy similares entre un paciente y otro, en tanto que la conducta desequilibrada puede diferir, incluso con la misma enfermedad en las mismas partes del cerebro. Estas diferencias solo pueden comprenderse con ciertos conocimientos de características personales, educación, personalidad premórbida, estabilidad del control emocional y otros aspectos del paciente.
En las enfermedades cerebrales que causan trastornos complejos de la percepción, el habla y el pensamiento, suele presentarse tanto una alteración en la capacidad de introspección (falta de conciencia) como un cambio en la conducta. Esa doble pérdida brinda la prueba más segura de que las actividades de la mente y la conducta dependen de los mismos procesos fisiológicos en el encéfalo. Por lo general los filósofos occidentales desde platón en la antigüedad hasta descartes, y en fecha más reciente, Sherrington y Eccles han sido dualistas y sostienen que el cuerpo y la mente son sistemas independientes, cada uno susceptible de experimentar sus propios trastornos. Una de las ideas más difíciles de apreciar, aunque surge con claridad del concepto neurológico de función nerviosa trastornada, consiste en que no hay diferencias esenciales entre las enfermedades llamadas físicas u orgánicas y otras llamadas funcionales o mentales. Cada trastorno de la función debe tener una base estructural. La gran dificultad en la enfermedad psiquiátrica es que la base física es subcelular y no puede observarse mediante los métodos histopatológicos tradicionales.
La metodología del abordaje neurológico usa los procedimientos estándar para realizar el interrogatorio y la exploración física, completadas por pruebas bioquímicas, fisiológicas y psicológicas. El examen patológico brinda la confirmación final del diagnóstico. Las finalidades de esta metodología neurológica y de la neuropatología (que se define de manera amplia como el estudio científico de las enfermedades del sistema nervioso) consisten en saber si existe una enfermedad en el paciente, y si es así, en determinar su pronóstico y las posibilidades de prevención y tratamiento. Un concepto completo de enfermedad debe incorporar todos sus elementos esenciales: genéticos, bioquímicos, fisiológicos y psicológicos, así como patológicos.
En la siguiente entrada escribiré sobre el método psicológico y la problemática de su abordaje.