De la necesidad de abordar la Ansiedad y la Depresión como Síndromes Neuro conductuales progresivos #11:
La respuesta ansiosa biológica.
La respuesta ansiosa biológica implica hasta tres tipos de expresión. Por un lado, tenemos la motora, es decir, la conducta observable que puede llevar a cabo el individuo ante el elemento potencialmente dañino, como sería huir de él o hacerle frente. Luego tenemos la expresión autonómica, como es el incremento del latido del corazón y el incremento de la respiración y, finalmente, los cambios a nivel endocrino, como es la secreción de ciertas hormonas.
1. Expresión motora
La vía talámica directa es la más corta y rápida. La respuesta en la vía talámica directa implica el siguiente camino: señal (aferencia) – tálamo – complejo nuclear amigdalino – respuesta (eferencia). Implica acción sin pensamiento.
Por ejemplo, este circuito es el que se usaría en caso de que pusiéramos la mano sobre la tapa de una olla que está quemado y retiráramos rápidamente nuestro brazo, sin pensarlo. El complejo nuclear amigdalino es una estructura subcortical, perteneciente al sistema límbico. La amígdala tiene el rol de coordinar las respuestas vinculadas a la expresión de la ansiedad.
La vía talámica indirecta es más larga, implicando las siguientes estructuras: aferencia – tálamo – corteza prefrontal – complejo nuclear amigdalino – eferencia (respuesta motora). Esta respuesta cortical es más elaborada, más integrada y sofisticada. La diferencia entre la vía talámica directa y la indirecta es que la primera es unos 300 milisegundos más rápida que la segunda.
Cuando ambas vías no se coordinan bien es cuando aparecen las respuestas poco apropiadas e ineficientes, como sería quedarse totalmente paralizado ante un estímulo peligroso. El funcionamiento de la amígdala es controlado por la corteza prefrontal. Su parte más dorsal se encarga de las funciones ejecutivas, mientras que la ventral es la que inhibe el funcionamiento de la amígdala cuando es necesario.
2. Expresión autonómica
La expresión autonómica de la ansiedad depende de los núcleos del tronco encefálico. Es en esta estructura en donde llegan, de forma directa, las señales de aquellos estímulos que implican algún daño, como es el pincharse con una aguja o sentir una quemadura. Reciben información procedente de la amígdala, que como ya íbamos diciendo se encarga de coordinar las respuestas ansiosas.
Cuando se activa el sistema nervioso simpático se producen cambios a nivel orgánico, preparando el organismo para la situación peligrosa. El organismo se encuentra en estado de alerta, vigilando cómo va a evolucionar la situación y preparándose para lo peor. Entre estos cambios se encuentran el incremento de la frecuencia cardiaca o taquicardia, además de haber un ritmo respiratorio acelerado. La tensión arterial se dispara y las pupilas se disparan.
En contraposición, la activación del sistema parasimpático supone respuestas que no serían adaptativas ante una situación de amenaza, como son la bradicardia, la disminución del ritmo cardíaco, llegando a casos en los que la persona sufre un síncope o se desmaya.
3. Expresión endocrina
Cuando la amígdala transmite estímulos al hipotálamo se activa un importante sistema endocrino, el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. El hipotálamo es una estructura que se encarga del control de las demás glándulas del organismo.
Cuando se presenta un estímulo estresante se activa el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal y aumenta la cantidad de cortisol en sangre. El cortisol implica cambios a nivel orgánico, como son un mayor rendimiento, un incremento en la energía, mayor umbral del dolor, disminución de la respuesta inflamatoria y fomenta la reserva de calorías.
También hace que se dé un aumento de la ingesta de carbohidratos, en especial azúcares. Es por este motivo que en situaciones de estrés las personas tienden a llevar a cabo atracones de alimentos dulces, como helados, caramelos o chocolate.
Cuando las concentraciones plasmáticas de cortisol son altas, el número de receptores para esta sustancia en el hipocampo se hace a la baja. Esto hace que se vea afectado un proceso cognitivo como lo es la memoria episódica o biográfica.
El cortisol en grandes cantidades y a largo plazo, produce un efecto dañino sobre las neuronas del hipocampo. Hace que el número de dendritas se vea disminuido, además de empequeñecerlas.
Pero no únicamente el cortisol es una sustancia implicada en la respuesta ansiógena. En los estados de ansiedad también se da un incremento de la secreción de tiroxina, catecolaminas, prolactina, vasopresina y hormona del crecimiento.
En la siguiente entrada les hablaré de las bases psicológicas de la ansiedad y modelos de condicionamiento.