De la necesidad de abordar la Ansiedad y la Depresión como Síndromes Neuro conductuales progresivos #13: Teoría del Aprendizaje en ansiedad.
La Teoría del aprendizaje supone un intento de superar las insuficiencias de las teorías tradicionales del condicionamiento y de ampliarlas con un modo de aprendizaje específicamente humano.
En relación específicamente con la adquisición o el desarrollo de las reacciones fóbicas o de ansiedad, el modelo del aprendizaje postula la existencia de tres posibles vías o modos de adquisición de estas reacciones:
- La experiencia directa con acontecimientos aversivos o traumáticos. La ansiedad se asocia a un estímulo aterrador natural (p.ej., accidente). El desplazamiento o transferencia posteriores hacia otro estímulo, a través del condicionamiento, produce una fobia a un objeto o situación nuevos o diferentes.
- La observación de otra persona viviendo la situación traumática o comportándose atemorizadamente (aprendizaje observacional). Se puede aprender a través de la identificación e imitación de los patrones de ansiedad.
- La recepción de información (cuentos, leyendas, historias, etc.) en tomo a situaciones de miedo. Los trastornos de ansiedad implican patrones erróneos, distorsionados o contraproducentes de pensamiento cognitivo que pueden iniciar con la recepción de información intencionada.
Cada uno de estos posibles modos de adquisición de las reacciones ansiosas sugiere, por su parte, distintas formas de intervención terapéutica para modificarlas. La teoría del aprendizaje observacional es atractiva, pero no se cuenta aún con una evidencia clínica que respalde la adquisición de la ansiedad según las predicciones de este modelo.
Desde la teoría del aprendizaje se ha señalado la significación de las cogniciones (por ejemplo, la anticipación de las consecuencias negativas) en el ámbito de la ansiedad humana. La investigación con animales tiene poco que decirnos sobre la ansiedad humana, que existe interna y simbólicamente, y frecuentemente sin concomitantes motóricos o autonómicos observables, la teoría clásica del aprendizaje nos dice que la ansiedad es producida por una frustración o estrés mantenidos o intensos. La ansiedad se torna luego, en una respuesta condicionada a otras situaciones que producen una frustración o estrés menos acusado.
Las respuestas cognitivas de evitación y escape pueden de hecho seguir reglas diferentes de las que gobiernan las respuestas manifiestas y los antecedentes causales pueden únicamente inferirse a través de lo que los pacientes dicen o hacen. Una explicación cognitiva del fenómeno de la incubación consiste en atribuir la resistencia a la extinción de la ansiedad a las expectativas aprendidas sobre la posible ocurrencia de sucesos peligrosos y que serían mantenidas por la aparición ocasional de los sucesos temidos, dando lugar a un fenómeno de sensibilización.
La exposición no traumática a los estímulos temidos debe facilitar la extinción de la ansiedad condicionada, pero no necesariamente la de las expectativas temidas, que son resultado de las distorsiones cognitivas y de la percepción de autoeficacia del sujeto ante dichas situaciones. La ventaja de este enfoque cognitivo de la resistencia a la extinción es que permite hacer frente a las insuficiencias de los modelos tradicionales de condicionamiento, pero no cuenta todavía a su favor con una evidencia experimental inequívoca.
No está claro si los cuadros clínicos de ansiedad suponen un aumento de la adquisición o un fallo de la extinción. La mayor parte de las personas padecen miedos en algunos momentos de su vida, pero son capaces de superarlos sin repercusiones clínicas. La cuestión es si los cuadros clínicos no son el resultado del fracaso del mecanismo capaz de inhibir el crecimiento de la ansiedad (por analogía con lo que ocurre con respecto al cáncer). De ahí que pueda plantearse no, el porqué, la ansiedad a algo en particular ha sido adquirida, sino más bien, el porqué, una vez adquirida no ha sido extinta y cuáles son los sistemas inmunológicos y de defensa que han participado en su desarrollo y mantenimiento.
De todas estas dudas que aún siguen sin esclarecerse, de todas las teorías que aún siguen generándose, lo único que podemos afirmar con toda seguridad es que la ansiedad y la depresión son procesos, y que no siempre son procesos que se comportan como enfermedades o procesos patológicos, por lo que definir Ansiedad y Depresión como enfermedades es un error. En la siguiente entrada empezaré a escribir sobre el abordaje de la depresión y ansiedad como Síndromes Neuroconductuales Progresivos.