¿Sabías que un Traumatismo Craneoencefálico puede afectar de manera importante funciones mentales, emocionales y conductuales de los pacientes?
Las consecuencias del traumatismo craneoencefálico (TCE) son variadas. Desde el impacto a nivel fisiológico como neurocognitivo, conductual, emocional hasta lo psicológico. Ciertamente, es un evento traumático en la vida del paciente y, por ello, en la Residencia de Retiro Juan Pablo II, residencia especializada en trastornos neurodegenerativos, te hablaremos un poco sobre el TCE haciendo un repaso por las secuelas mas importantes a nivel cognitivo, emocional y conductual principalmente.
El traumatismo craneoencefálico (TCE) se define como cualquier lesión física o deterioro funcional del cerebro después de un impacto brusco de energía. Con manifestaciones de alteración de la consciencia y/o amnesia; cambios neurológicos o neurofisiológicos, fractura de cráneo o lesiones intracraneales. Todas estas producen un daño del contenido del cráneo, incluyendo el tejido cerebral y los vasos sanguíneos.
La neurona, célula altamente especializada, requiere un nivel de energía elevado. Esta se obtiene del Adenosin Trifosfato (ATP), fuente de energía principal para la mayoría de las células. La neurona obtiene ATP a través de 2 vías: Glucolisis Anaerobica y Disponibilidad de Oxígeno.
En el TCE no existe una adecuada disponibilidad de oxígeno, por lo que el aporte de ATP también es escaso. En el TCE se produce un edema o inflamación celular que altera el metabolismo neuronal. Como resultado, la célula se “hincha” y no puede realizar sus funciones adecuadamente.
Lo cierto es que el cerebro es el tejido con menor tolerancia a la isquemia (interrupción del flujo sanguíneo). Con un consumo de oxígeno de 20% del total corporal y utilizando 60% sólo para formar ATP.
A nivel Neurocognitivo encontramos un alto impacto en las funciones ejecutivas, atención y memoria. Sin embargo, otros componentes de la cognición como las habilidades práxicas, perceptivas y lingüísticas pueden encontrarse también comprometidas tras el daño.
Orientación: Capacidad cognitiva básica que incluye las dimensiones de tiempo, lugar y persona. En la fase aguda del TCE, la valoración de la orientación permite diagnosticar amnesia postraumática. Cuya duración se relaciona con la gravedad de las secuelas cognitivas.
Atención: Se evidencia en el incremento de la distractibilidad y fallas para culminar las labores en curso. De tal modo que se afecta el desempeño en actividades cotidianas.
Lenguaje: De acuerdo con el tipo de TCE y la región cerebral comprometida. Los pacientes pueden presentar diversas dificultades relacionadas con la comunicación, como problemas en la expresión y comprensión del lenguaje (afasia), en la articulación de fonemas (disartria), pérdida de la lectura, escritura (alexia y agrafia) y cambios en la entonación o acento (aprosodia).
Alteraciones emocionales y conductuales: Dentro de las principales consecuencias podemos encontrar apatía, irritabilidad, agresividad, psicosis, manía y delirios, entre otros.
De igual manera se ha encontrado la presencia de depresión, que se caracteriza por labilidad del estado de ánimo, falta de motivación, anhedonia, trastornos del sueño, lentitud o agitación motora y falta de concentración.
Asimismo, puede aparecer ansiedad, trastorno por estrés postraumático (TEPT) y trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
Por otro lado, el trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico y fobias también representan un problema para esta población, pero en menor medida.
Si alguno de estos síntomas esta ocurriendo lo ideal es que acudas con tu médico neurólogo para iniciar un plan de tratamiento y neurorehabilitación.